Hace años que no escribo. O, al menos, no un texto abierto. Últimamente Mar, mi novia, me ha tratado de convencer de hacer journaling pero aún no ha logrado su cometido. A decir verdad, si creo que es una gran forma de tener accountability y destrabar tus pensamientos: muchas veces dejamos que vivan y generen tormentas sin ningún orden, cuando probablemente la respuesta siempre estuvo entre líneas. A pesar de saber la importancia, han pasado tantas cosas últimamente que, irónicamente, he dejado para el final la forma de quizás sentirme más liviano. Es por eso que este espacio será, por hoy, un diario abierto - una forma de exteriorizar lo que me ha estado ocurriendo últimamente, y vaya que me han pasado cosas últimamente.
Empecemos por lo personal: Me voy. Mejor dicho, nos vamos. Barcelona, 2023 - invierno, sin fechas aún, pero invierno. Este momento es cuando mis emociones han estado más centrifugadas, mezcladas como si se tratara de un jugo surtido, y donde es más difícil diferenciar entre euforia y tristeza. Todo empezó como una idea remota, de las que tiras a la pared a ver cual pega sin tener muy claro el porqué. Y cuando el porqué se fue construyendo, hacía cada vez más sentido para lo que Mar y yo esperamos de nuestros próximos (y últimos) años en los veintes. Si algo he aprendido con esta decisión, es la importancia de tener objetivos claros: Si nuestra ambición fuera dinero, quizás nos iríamos a USA, o si fuera comodidad, quizás comprábamos un departamento en Miraflores (aunque si le preguntas a ella su respuesta sería tajante a no salir de su tan querida La Molina). Nuestra ambición ahora es vivir diferente - lejos de lo que ha formado nuestra identidad por más de un cuarto de década, de reconstruir quienes somos y, sobre todo, de encontrar otro espacio social que nos permita mirar hacia adentro sin juzgarnos. Y cuando lo entendimos, todo fue rápido y cayendo en su lugar. Los objetivos, esa brújula interna, ha cambiado mi vida y se lo agradezco mucho.
Dejé mi trabajo y empecé a cuestionar toda mi identidad. Cuando acepté el rol en Ontop, mi objetivo personal era llevar este proyecto lo más lejos posible; y, siendo honesto, no tenía muy claro qué significaba ese “lejos” - ¿IPO? ¿Profit? ¿Reconocimiento cultural? - pero mi mente y espíritu estaban en ese proyecto. Me veía muchos años en la empresa, tenía mi historia de éxito preparada en la mente: como dejé un trabajo corporativo en uno de los bancos más grandes de Perú por un proyecto del cual no había más que un landing page y un par de servicios de backend, “y lo llevé lo más lejos posible”.
Y de pronto tenía que dejar ir esa historia, antes de los 2 años de haber llegado. Me cuestioné si soy el tipo de persona que cumple sus objetivos o que va saltando de sueño en sueño cuando las cosas se ponen difíciles. Aún no tengo la respuesta clara, pero viendo las decisiones que me han traído al día de hoy, me siento en paz con todo lo que logré hacer en la compañía y cómo fueron esas decisiones las que me han dado la oportunidad de conseguir un nuevo trabajo como product manager en una compañía europea.
Pero este proceso ha sido de reafirmación, y he reafirmado mi gusto por ser product manager. Mis últimos meses trabajando en Ontop me demostraron que en este momento de mi vida necesito estar más cerca del producto, quiero vivir el proceso de entender realmente a mi usuario, poder diagramar soluciones y analizar la data dura para generar información. Mi rol de director me llevó a aprender mucho sobre gerenciar un equipo, y siempre estaré agradecido por ese tiempo, pero me alejó de lo que realmente importa. No sirve de nada levantar millones si no sabes que hacer para crear un proyecto (empresa, ONG, hobby, etc.) si no sabes que decisiones tomar y tener la capacidad de demostrar por qué esa es la decisión correcta para el proyecto. Quiero volver a tomar la ruta creativa, volver a leer documentación de servicios para entender la anatomía de un API específico. Walk the walk.
Esta primera entrada de un journal no iniciado termina con un deseo. Tengo muchas ganas de descubrirme en esta nueva etapa, reconstruyendo mi identidad, descubriendo una nueva etapa de mi vida. Nunca he tenido un ciclo tan marcado de cierres e inicios. Espero, amigos de Imperium, poder volver a este espacio para contarles mis tropiezos y victorias, y que me conozcan nuevamente con mis nuevas vivencias.
Gracias Santiago y Sergio, Mar está agradecida y algo celosa.